Argentina venció el miedo: Messi y Fernández reviven al favorito

El equipo de Martino no amenazó una lucha cerrada, que evidenció nerviosismo pero acabó en euforia.

Messi, Argentina vs México

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Foto: EFE

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26 de noviembre 2022 , 04:18 p. m.

La pelea de Argentina, más que con México, era contra su propio miedo. A la decepción, a un nuevo papelón, a las limitaciones que reveló Arabia Saudita. Y salió de ella con la materia prima que lo llevó a Catar con 36 partidos de invicto y el rótulo de favorito... que se embolató en el debut pero volvió por sus fueros.

Messi resolvió la crisis y Enzo Fernández le puso el toque de magia a una victoria 2-0 que abre el difícil grupo G y descomprime una bomba de desconfianza que en la segunda salida corrigió los defectos del debut y puso las cosas en orden en la 'Scaloneta'. ¿México? Hizo bien la primera presión, pero ni se acordó del arco rival.

El miedo se olía a kilómetros del estadio Lusail: la intrascendencia de De Paul, la imprecisión de Montiel, Mac Allister y Guido Rodríguez, el retroceso de Messi que lo aleja del área y lo sacrifica, los arranques efímeros de Di María, el fuera de lugar de Lautaro Martínez... Todas señales del más puro temor a un nuevo ridículo.

México lo sabía y por eso iba con la vida a cada pelota, a presionar el error, a mostrarles a los albicelestes la cara de Chuky Lozano y su cuchillo, que poco a poco se iba acercando a la barbilla de Dibu Martínez.
El alivio de Scaloni es que tampoco parecía estar el gol en el libreto mexicano, solo el aguante que en la primera media hora habían coronado con éxito. Y entonces, a los 34, el primer aviso de Messi: pelota quieta de costado que quiso colgar a Ochoa sin éxito. Entre tanto, el primer intento de México se haría esperar hasta los 44, el tiro libre de Vega al que voló impecable el arquero Martínez.

No jugaba bien el capitán pero, como tantas otras veces, no le hace falta: la anemia creativa la resolvió a los 63 con un remate seco al que no llegaba Ochoa volando al palo y por abajo le pasaba la pelota para el 1-0 que premiaba más que nada la intención, aunque no fuera un partido brillante. Buscaba el 10 en la tribuna loca de emoción las caras de los que nunca dejan de creerle y parecía encontrarlos tirándoles besos. Al final, era todo cuestión de fe.

Era lo que le hacía falta al equipo de Scaloni para sacarse de encima la presión y entonces sí que empezó a jugar Argentina a su ritmo y al de Enzo Fernández, el hombre que ajustó el medio campo, el que le puso orden al caos generado por el miedo y le aseguró a Messi espacios para recibir y correr libre al arco rival, el héroe inesperado.

Argentina se dedicó a administrar la ventaja lejos de Martínez y la realidad es que no sufrió hasta el final más que un par de acercamientos que no llegaron a contar como remate a gol. Pero el fútbol le tenía un premio oculto al mejor de la cancha, por encima del capitán y de todos los albicelestes: se animó a los 87 a entrar con firmeza al área, doble finta para sacarse rivales y espectacular definición arriba, imposible para Ochoa en el 2-0 que bajó la persiana. 

La página del desatino del debut se pasó con tres puntos más luchados que bien ganados en un equipo de Scaloni que en todo caso tendrá una final más, contra Polonia, pues con 3 puntos sigue detrás de los de Lewandowski y nada está escrito en el grupo C.

Lo cierto es que Argentina hizo lo suyo, más allá del sufrimiento al arranque y la confusión producto del nerviosismo. No fue un día de lucimientos personales, si acaso Messi con su gol, sino una batalla de un grupo que recuperó confianza para el cierre. ¿Ha vuelto el favorito? Rotundamente sí.

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